Si sólo una hora de amor tuviera y fuera esa mi última hora, una hora tan solo para amar sobre esta tierra, para ti toda mi hora fuera.

En la soledad de una vida que nadie te enseña a encauzar, al final pesan más los tiempos malos que los buenos....no porque sean más, sino porque han sido más crueles. Nadie te enseña cuando eres una niña, que no existen los cuentos de hadas y que lo más parecido que te vas a encontrar es el sapo que ,aunque lo comas a besos, seguirá siendo un sapo el resto de su vida. A nadie le parece correcto confiarte los secretos de un mundo corrompido en el que no hay ética, ni educación ni ayuda al prójimo. Prefieren engañarte con un “ ama al prójimo como a tí mismo”...si de verdad eso se aplicara, hay gente que se debe querer más bien poco....
No te dicen que a lo largo de tu vida, tendrás que saborear los buenos momentos con la misma lentitud con la que saboreas tu helado favorito...porque cuando se acaban, ya no podrás disfrutarlos de nuevo. No te preparan para la lucha eterna a la que te enfrentas cuando dejas la niñez, y tampoco te avisan de cómo te vas a sentir cuando alguien te dé tu primera puñalada trapera.
Lo que nadie te explica tampoco es la sensación de vacío que te embarga cuando desaparece quien más has amado en el mundo, y tampoco te explican cómo llorar la ausencia de quien te ha enseñado el sentido de la libertad, y que, paradójicamente, es a quien más te encadenas porque te resistes a perder...
Y a lo largo de tu vida, lo único que has aprendido, es que nadie te enseña a vivir la vida, sólo a que tengas una profesión que posiblemente te dé de comer en un futuro..o no. Y descubres anonadada, que lo que aprendiste a lo largo de los años, es a quitarte la soga que te ahoga, a tomar decisiones por tí misma aunque los demás las infravaloren, y a intentar ganarle una batalla a la vida, aunque sepas de antemano, que ella siempre te ganará la guerra. .....

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